Los miserables fue publicada en 1862, cuando Victor Hugo se hallaba en su exilio belga tras la restauración napoleónica del Imperio. Y podría, considerarse que es el exilio, la obligada falta de pertenencia, el abandono, uno de los motores de la gran novela del romanticismo francés: el exilio social y el exilio psicológico gobiernan la vida de Jean Valjean, un noble bruto, un ser esencialmente bueno que pelea continuamente por los desclasados, por los injustamente perseguidos que, como él, lo único que desean es recuperar un lugar en un mundo que ha olvidado a Rousseau para -homo homini lupus- retornar a Hobbes. Situada históricamente entre las guerras napoleónicas y la revolución burguesa de 1848, Los miserables recorre los escenarios que prepararon la revolución industrial, se convierte en un documento muy valioso para comprender la historia de la mentalidad romántica y es, ante todo, una novela épica sobre el triunfo de todos aquellos que, como Jean Valjean, conservan intacta su conciencia en un mundo gobernado por la pobreza.