Dickens está vivo. Este novelista, a casi doscientos años de su muerte, tiene la misma popularidad que tuvo en vida, o quizá mayor.
Se le cuenta entre los mayores novelistas no sólo de su idioma, que los tiene eminentes, y de su siglo, en el que se encuentran los máximos, sino de todas las lenguas y de todos los tiempos.
Nunca escritor alguno ha tenido, en vida, la popularidad que Dickens tuvo. Su obra es una mina inagotable, un desván lleno de útiles recursos.
Oliver Twist, uno de los tres o cuatro libros más gustados de uno de los cinco o seis mayores novelistas que el mundo ha tenido, es una novela amena, divertida y amable. Bajo una luz u otra, seguirán vivos muchos de sus personajes; llamarán la atención, se meterán por unos minutos, unas horas o unos días en las vidas de sus lectores o sus espectadores.