Con una prosa ágil y desenfadada, José Agustín traza el destino de Eligio y Susana en un mundo gris, superficial, aunque capaz de torcer el rumbo de cualquiera. El retrato de los personajes, a todas luces entrañables, y la manera como la prosa se extiende sobre la geografía y la relación amorosa, hacen de Ciudades desiertas una gran novela.
Ambientada en el fantasmal pero no menos atractivo Estados Unidos, los protagonistas se encuentran para perderse y, más allá de la visión satírica de la sociedad estadounidense -respuesta a los tantos análisis superficiales sobre México escritos por intelectuales anglosajones-, encontramos una reflexión sobre el hecho amoroso, la renuncia y la aceptación.