En el espíritu del europeo, falto de poesía debido al aburrimiento de las ideas de la época, fustigado por las múltiples exigencias de la vida, y pervertido por la fiebre del negocio, no existen desde hace mucho tiempo los cultos, como el culto al té. El té japonés, que se sirve invariablemente sin leche y sin azúcar, lo que perjudicaría su aroma, es la bebida más suave y agradable que se le pueda ofrecer a nuestro paladar (sin embargo no a todos, porque depende de que sea un paladar sentimental, un tanto soñador. y en esto de nuestros órganos de los sentidos, tienen distintos temperamentos y actitudes afectivas). Wenceslau de Moraes. La historia, la cultura y la tradición del té en el Japón, tal y como la vivió el autor durante 31 años.