Alejandro Rodríguez Alvarez es uno de los renovadores del teatro español. Adopto el apellido Casona cuando firmó su obra la La Sirena Varada, con la cual ganó el Premio Lope de Vega en 1933.
Este autor sostiene que el teatro no es simple realismo y que los personajes no son muñecos que deben obedecer los principios rígidos de una existencia prefijada. Se preocupa por mostrar que, sin embargo, la realidad duele, pero que a veces no se sabe dónde; de lo cual podría concluirse que la ilusión y el dolor humanos no son sino realidades internas, íntimas, cuyas manifestaciones vienen de lo más profundo del ser.
La pugna entre realidad y fantasía, entre verdad física y verdad fabulosa, puede apreciarse en las comedias de este autor.
Un rasgo evidente en el teatro de Alejandro Casona es la ausencia de prejuicios doctrinarios o de preceptiva. Parece, de primera intención, que solamente desea proporcionar al espectador un gozo sincero y gratuito, un atisbo de felicidad y de esperanza risueña.
