Mantener permanentemente la preocupación sobre nuestro ser, una vez obtenida la respuesta, de que somos simplemente hombres, nos habría llevado a una especie de solipsismo o narcisismo, a una forma de rebajamiento de la humanidad que reclamamos. Ahora nos sabemos parte de esta humanidad, sin regateos que no aceptamos y actuamos y pensamos a este nivel. Parte de esta historia son los dos pequeños libros que ahora se publican unidos, así como dos conferencias. La primera de éstas fue ofrecida en la primera serie del Hiperión, ¿Qué es el mexicano? y su Cultura. Los dos libros aquí presentados fueron publicados en una Colección que, como instrumento de difusión de estas preocupaciones se empezó a publicar en 1952 con el título general de México y lo mexicano . El primero, Conciencia y posibilidad del mexicano, fue publicado en 1952; en él, como se podrá leer, trato de resumir la problemática propia de este tema, su historia y, naturalmente haciendo mi propia interpretación y ofreciendo mis puntos de vista. El segundo se publicó, un año después, con el título de El Occidente y la Conciencia de México, interpretación histórica e intento de filosofía de nuestra historia estimulada por la lectura, presencia y amistad con Arnold Toynbee. Es ésta mi participación en un movimiento en el que naturalmente me sentí comprometido, ligado tanto a mis maestros José Gaos y Samuel Ramos, como a los jóvenes que, en aquellos días tomaron con extraordinario entusiasmo esta tarea de identificación de nuestra humanidad y de los frutos que la misma había originado, dentro de la situación de dependencia externa en que México, como otras naciones del mundo, han vivido, y para la cancelación de la cual han luchado, luchan y seguirán luchando hasta lograrla, muchos pueblos. Muchas gracias a los amigos Porrúa, en cuya editorial se publica la nueva edición de estos trabajos. No tengo que decir lo mucho que la cultura mexicana debe al empeño de estos editores, precisamente en la tarea de que son expresión estos trabajos. Tarea de identificación de difícil logro si no contase con instrumentos de difusión como el que esta editorial representa. Leopoldo Zea