Un sol rojo. Rechoncho, pulposo y aromático. Se puede comer crudo, solo o con un poco de aceite de olivo extra virgen y una pizca de sal, también se puede comer en diciembre como conserva: un delicioso recordatorio del verano que mejora cualquier platillo de pasta y una gran variedad de otros platillos. Finalmente, se valoró por su raro sabor dulce pero ácido y se propago por toda la región mediterránea, en un clima perfecto para su cultivo, el jitomate se convirtió en parte de la tradición gastronómica de muchos países.