Como etnólogo, al recorrer la república mexicana, Rojas González conoció y estudió las precarias condiciones en que han vivido núcleos indígenas distantes. Con certera visión, tras vastas experiencias, logró transmitir con fidelidad sus impresiones. No se detiene en el folclor -brujerías, supersticiones-, sino que a través de las costumbres, profundiza en lo social. Su narración logra ser contundente, reteniendo al lector sin defraudarlo.