La biografía de Gustav Klimt (1862-1918) coincide con el período del imperio de los Habsburgo. Nacido en las afueras de Viena, la carrera del pintor se desarrolló en el momento en que la capital de Austria se convertía en una de las ciudades más brillantes de Europa.
Animada por una rica burguesía, la ciudad vivió un dorado período de esplendor artístico e intelectual, en el que Klimt fue un destacado protagonista.
Inspirador de la Secession, impulsó la modernización del arte austríaco. Tras abandonar el historicismo, Klimt profundizó en el simbolismo alegórico, sensual, ensoñador y decorativo, e interpretó de forma muy personal los hallazgos de las vanguardias europeas.
Tan brillante como el momento histórico en que se produjo, la pintura de Klimt sigue siendo de una originalidad única.