Drucker señala cinco talentos como esenciales para una administración eficaz, y afirma que estos talentos pueden aprenderse, así como el estudiante de piano aprende a dominar las distintas escalas.
Uno de estos talentos es la administración del tiempo; el segundo, saber discernir lo más adecuado para una organización particular; el tercero, distinguir dónde y cómo aplicar nuestras fuerzas para obtener los mejores resultados; el cuarto, reconocer las prioridades; y el quinto, la combinación de los otros cuatro, tal como se manifiesta en el acto de decidir correctamente.
Drucker muestra a lo largo del libro cómo pueden desarrollarse estos talentos examinando desde perspectivas enteramente nuevas -en un nivel básico, personal- los problemas cotidianos de una empresa.