Por su esencia y calidad de persona humana, el hombre (varón y mujer) es titular de derechos, de los cuales gozamos todos los individuos de esta especie, sin importar su nacionalidad, sexo, edad, religión, lugar de residencia, etcétera; con base en esta idea, la Declaración Americana de Derechos y Deberes: del hombre sostiene en su preámbulo que Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados como están por naturaleza de razón y conciencia, deben conducirse fraternalmente los unos con los otros”; así pues, el ser humano goza de estos derechos desde siempre, encontrando en la libertad y la igualdad el fundamento primario de las garantías.