Las políticas públicas locales en materia de transparencia y combate a la corrupción, no responden a las necesidades locales de las sociedades y/o Estados donde se deben aplicar. El neoliberalismo ha sido el estandarte para la creación de instrumentos jurídicos transnacionales anticorrupción que han permitido la apertura de la administración de los gobiernos para su mejor vigilancia por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y, en general, por el ejercicio del poder económico a nivel global. Lo anterior ha traído como consecuencia que las políticas públicas implementadas en los países menos desarrollados o dependientes económicos sean desastrosas para su población. En este sentido el neoliberalismo deja de ser simplemente una política económica de control para transformarse en un eje que acumula capital incesantemente a través de la violencia y la muerte: el Necroneoliberalismo.