La mayoría de empresas está obsesionada por el fantasma de los negocios tal como se hacían en otras épocas. El principal activo de la era industrial estaba formado por el equipamiento y las propiedades inmobiliarias. En la era de la información, el principal activo es el conocimiento y la creatividad de las personas. Mientras que el éxito en el pasado provenía de la gestión del mando y control y la contribución individual, en esta nueva era se necesita cada vez más que los empleados compartan sus conocimientos y colaboren unos con otros, así como que los directivos tengan la capacidad de crear entornos que alimenten equipos de trabajadores preparados. Este libro utiliza un atractivo formato de historias para estudiar las actitudes del pasado y ver por qué son tan poco apropiadas para las empresas actuales, para luego dar nuevas reglas para tener éxito.