Reunidos en su maravillosa terquedad por intentar la transformación radical del planeta, por estás páginas desfilan seres que decidieron tomar el camino sin retorno de la revolución: Friedrich Adler quien llegó al magnicidio por razones morales; Librado Rivera, creyente del poder de la palabra escrita: Larisa Reisner y Joffe, marxistas bolqueviches de principios del siglo XX; Sebastián San Vicente, un anarcosindicalista ortodoxo; Peng Pai, marxista y convencido agrarista; Piero Malaboca, un internacionalista rojo y deslenguado; Rivera y Siqueiros, revolucionarios pintores; Buenaventura Durruti, anarquista de acción; Juan R. Escudero, el alcalde comunista de Acapulco; Max Holz, revolucionario alemán; y Raúl Díaz Arguelles, un guevarista en plena convulsión latinoamericana de los años sesenta.