Fernando va a la escuela, vive con su mamá y su hermana. Todo parece estar normal excepto porque falta su papá y no sabe a dónde se ha ido. Este relato invita a entrar en el pensamiento de un niño que no recibe respuestas a sus preguntas. Narrado en primera persona, es una excelente reflexión sobre la comunicación entre niños y adultos y sobre las perspectivas de los adolescentes ante la vida y sus problemas.