Tras la guerra de Independencia en 1810, en México surgió un fuerte movimiento social y político. Los centralistas y liberales se disputaban el poder, ocasionando la inestabilidad nacional. Esta disputa no sólo afectaría el terreno político, también llegaría a otros ámbitos. En el intelectual se dio una división muy marcada entre liberales y conservadores.
Guillermo Prieto (1818-1897) fue testigo y protagonista de los hechos de los primeros años del México independiente. Además de poeta, romántico por definición, dramaturgo, cronista, periodista prolífico, fue una figura activa dentro de la política de su tiempo. Esgrimiendo siempre ideas liberales, fue secretario particular de Valentín Gómez Farías y Anastasio Bustamante; ministro de Hacienda con Mariano Arista, en el gobierno de Juan Alvarez, así como en el de Benito Juárez, a quien le salvó la vida interponiéndose entre él y los fusiles de la guardia sublevada, con su célebre frase los valientes no asesinan. Contribuyó activamente en la Reforma. Fue también diputado quince veces durante veinte distintos periodos. Y por último fue ministro de Relaciones Exteriores en el gabinete de José María Iglesias.