Promocionado como una jornada a través de los pensamientos más íntimos de los titanes corporativos, el libro La mentalidad del C.E.O. constituye realmente los propios pensamientos de su autor, el académico y ex político del comercio internacional estadounidense Jeffrey Garten. Este admite no tener pretensión alguna de objetividad, cuando dice: Quiero comentar los formidables retos que enfrentan los directores ejecutivos a través de lo que me dijeron, pero filtrados a través de mis propias experiencias y mis propias convicciones. Garten usa sus entrevistas con 38 hombres de negocios muy conocidos para articular sus propias preguntas sobre las estrategias con las cuales los directores ejecutivos han prosperado en lo que llama la tercera revolución industrial. Entre los retos que Garten analiza están lo que los directores ejecutivos están haciendo (o deben hacer) para ganar la guerra de la Internet y superar los obstáculos de la globalización, y las razones para poner énfasis en el verdadero norte que son los valores. Con gran claridad, explica las renuncias bajo presión de varios directores ejecutivos a causa de la inexorable confirmación del axioma de que una visión sin ejecución es una alucinación. La preocupación central de Garten, quizás la que más le apasiona, es la de la expansión del liderazgo de los directores ejecutivos en el panorama mundial. Los insta a refrenar su etnocentrismo y a asumir una mayor responsabilidad en la creación de una ambiente en el cual todos puedan prosperar, y los acusa de olvidar frecuentemente, en aras de sus utilidades, los retos de bienestar social que plantea la globalización. Las conclusiones de Garten son sorprendentes: • Los directores ejecutivos globales no son tan poderosos como mucha gente cree, ni se ven de esa manera. Por el contrario, muchos están abrumados por la complejidad que demanda su trabajo. • La verdadera guerra en Internet no se dará entre las empresas punto-com sino entre los titanes corporativos tradicionales. Y sólo acaba de empezar. • Muchos directores ejecutivos globales son displicentes con sus estrategias internacionales; saben menos de lo que piensan que saben. • El éxito corporativo en el futuro requerirá mucho más que crear valor a corto plazo para los accionistas. La mayoría de los altos ejecutivos tendrán que dedicar más atención a los empleados, los clientes, los proveedores y las comunidades, pero lograr el equilibrio necesario es casi una tarea imposible. • En un momento en que los trabajadores creativos y expertos son sumamente importantes, mantener la confianza de los empleados y preservar unos valores claros es cada día más crucial. Pero en una era de reestructuraciones, despidos masivos y contratos blindados, lograr la confianza es clave para los directores ejecutivos. • Para que los directores ejecutivos prosperen, sus visiones deben ser cada vez más sólidas y la ejecución cada vez más impecable. Pero mientras más sólida la visión, más difícil de lograr la ejecución. • Más que nunca, los directores ejecutivos necesitan fortalecer su papel para crear un marco adecuado de la globalización, es decir, para manejar el medio ambiente, entrenar los empleados y diseñar las reglas e instituciones para el comercio, las finanzas y las comunicaciones. De otra manera, la globalización terminará en caos y anarquía.