Ricardo yáñez es un creador y un constructor; activa en la cantera de un verso templado en la tradición, las singularidades y condiciones existenciales que lo impelan y demandan; se deja florecer, insumiso, entre la materia transformada que dócil o doloridamente le responde con si la llama, el poeta lleva su compromiso y gusto por estas formas hasta un punto notable de expresión que podría calificarse como dramático, de no encontrarse con frecuencia encendido por el humor o la ironía. El tejido es muy fino y a veces cerrado, sin embargo, en ningún momento nos oculta la vocación sostenida del poeta cuando se trata de ponderar al sentir como forma crucial y crítica de conocimiento