Una noche en Washington. DC, DOS ladrones huyeron corriendo por la calle, alejándose de la joyería que acababan de robar. A salvo en su auto, ellos pensaron que habían cometido el asalto perfecto. Pero a medida que se abrían paso por las calles de la ciudad, los ladrones pronto fueron perseguidos por una camioneta. Sus faros se reflejan en el parabrisas trasero, haciendo imposible distinguir al conductor.