Los únicos poemas que lográbamos memorizar en la primaria, por diáfanos y comestibles eran los de Rubén Darío y siempre deseé pasarme por el gaznate la taza de chocolate que nos brindaba con tanta alegría. También Rubén Darío hizo pasar por su gaznate a toda la poesía latinoamericana que gracias a él se volvió nutritiva, fresca y sobre todo materia memorable. Rubén Darío hizo que entrara a nuestra literatura un gran viento de palabras saludables y cotidianas y nos introdujo a la sincera sabrosura de la modernidad.