A menudo se considera a la filosofía como una disciplina académica que se desarrolla en un marco institucional, reglado, o como un discurso complejo al que sólo los especialistas luego de una formación prolongada tienen acceso. Desde este punto de vista, es claro que los niños no podrían incursionar en este terreno, porque no cuentan con los saberes previos indispensables ni con la posibilidad de asimilar vocabulario técnico y abstracto. Sin embargo, también hay una filosofía no académica. que puede remontarse a las figuras de Sócrates y Epicuro, y que consiste en el laborioso proceso de construir un pensamiento propio en el marco de un contacto intenso con otros a través del diálogo y las experiencias compartidas. Es este modo de entender la filosofía el que orienta la propuesta de Gustavo Santiago: docentes y niños desde los 4 años hasta el final de la escolaridad básica pueden constituir una comunidad filosófica, un espacio donde cultivar el asombro y la duda, donde se conceda un lugar a lo inesperado, donde los chicos pongan en juego estrategias argumentativas, modos de plantear problemas, confrontar hipótesis y evaluarlas. br> Los docentes y niños que postula el autor son sujetos reales, no idealizados, es decir, están atravesados por las limitaciones que presenta el sistema educativo, por las condiciones socioeconómicas y por la influencia de los discursos dominantes, ya sean de origen mediático o impuestos por la doxa institucional. Sin soslayar este contexto, el programa de Filosofía con Niños ofrece herramientas para construir, en el marco de la escuela que sigue siendo un espacio privilegiado de formación y socialización de los niños, una comunidad posible de pensamiento y experiencia en la que éstos son los protagonistas y los docentes, los auxiliares. Resultado de años de trabajo en la enseñanza de la filosofía, y de encuentros con profesores y niños de escuelas públicas y privadas, este libro constituye un aporte imprescindible para impulsar el ejercicio de un pensamiento crítico, creativo y sensible.
