Tyler es un patán, de eso no hay duda; es un patán con graves problemas de ira y de comportamiento; solo es un patán porque quiere ser un patán, porque definitivamente esconde algo; sus pasatiempos favoritos incluyen emborracharse y drogarse; tiene unos abdominales espectaculares y me gusta el color de sus ojos; a veces puede ser muy dulce, como cuando bromea con sus hermanos; de vez en cuando puede sacarme de quicio, pero no pasa nada, porque besa de maravilla. Y finalmente, me atrae mucho más de lo que estoy dispuesta a admitir.
Eden, de dieciséis años, se desplaza de Portland a Los Angeles para pasar el verano con la nueva familia de su padre. Está harta y con muy pocas ganas de conocer a sus tres hermanastros, que ella supone que serán una lata. Pero entonces aparece el hermano mayor, Tyler, de diecisiete años, odioso, irritante, problemático y francamente atractivo. La tensión entre ambos hace muy difícil la convivencia. Pero esto no ha hecho más que empezar.