Hermann Hesse nos ofrece en sus novelas y relatos la visión de un mundo esencialmente íntimo. Aseguraba no haber escrito algo diferente de lo que quería salir de él, y nos legó una obra que hay que considerar, en su conjunto, como una confesión, una descripción de su manera de pensar y de su vida, idealización no, sólo confesión, escribió.
La obra de Hesse es juego e intento de superar las propias vivencias y sensaciones. Para él comenzaba siempre un nuevo trabajo en el instante en que vislumbraba un personaje que durante algún tiempo podía convertirse en símbolo y portador de su experiencia, de sus pensamientos, de sus problemas. Por eso llamaba a sus escritos biografías del alma, en el fondo son monólogos en los que una sola persona se contempla en sus relaciones con el mundo y el propio yo.