Lo oí respirar hondo mientras hablaba. Y dijo que durante años no había hecho nada distinto de eso. Su vida estaba dedicada a encontrarme en la realidad, a través de esa frase indicadora; ojos de perro azul. En la calle iba diciendo en voz alta, que era una manera de decirle a la única persona que habría podido entenderla. Gabriel García Márquez