Es tal la perfección de la creación, que generalmente somos incapaces de comprenderla. No fue suficiente crear los árboles, además debían florecer y dar frutos. No fue suficiente crear el agua y el sol, sino que además había que combinarlos y crear al arcoiris...
Y, ¿todo esto para quéú
¿Para quiénú
Cuando logremos comprenderlo, es seguro que empezaremos a respetar el regalo que nos ha sido entregado: La naturaleza.