Los autores, especialistas en educación escolar y familiar, presentan un nuevo estudio sobre la tendencia actual de los padres a criar a sus hijos en un ambiente de gratificación y permisividad, pero en ausencia total de autoridad y disciplina. Para Amaya y Prado, el gran error que han cometido los padres de esta generación es olvidar lo que significa el autocontrol y la autodisciplina. Lo cual los ha llevado a formar lo que ellos llaman hijos Pinocho, carentes de conciencia y voluntad.
A través de la obra los autores realizan un análisis comparativo de Las aventuras de Pinocho y la crisis educativa de nuestro tiempo, donde el lector podrá observar numerosas semejanzas entre los errores que cometió el personaje de Geppetto y los que cometen los padres de hoy, Por ejemplo, se menciona su incapacidad para supervisar y controlar a sus hijos, lo que induce a éstos a adoptar conductas apáticas y desafiantes.
Por otra parte, se destaca el factor de sobreprotección que conduce a los hijos a flaquear y caer en las adicciones, el fracaso escolar, la apatía, el narcisismo, la violencia y la depresión, debido al gran temor de sus padres a poner límites a su desenfreno, ya que hoy los jóvenes se divierten sólo si gastan dinero, escuchan música a todo volumen y toman alcohol. De acuerdo con los autores, la función de los padres es proporcionar los recursos para que sus hijos conquisten pos sí mismos la felicidad y el éxito, porque, en su opinión, amarlos es señalarles sus yerros, aunque ello les disguste, no es darles una felicidad pasajera, y evitarles problemas y dificultades, sino educarlos para ser autónomos, fuertes, seguros de sí mismos y con capacidad para dirigir su propia vida.
Su recomendación es no caer en el error de formar hijos Pinocho en nombre del amor incondicional que les tienen- como lo hizo Geppetto- y así arruinar su vida, sino ser firmes y establecer límites para que ellos sean capaces de gobernar su conducta y contener sus impulsos.
