Desde una visión totalizante en el mundo del saber jurídico, el municipalismo no ha encontrado gran eco, ni simpatizantes que lo cultiven a través de su fértil camino. Mucho se debe a la vigencia de la tradicional concepción acerca del Derecho, en que se censura y prejuzga la creación de nuevas áreas. Una observación elemental, nos lleva a concluir que la diversificación es una de las múltiples manifestaciones espaciotemporales del Derecho, que no descarta la relación y concomitancia de sus posibles variantes.
El Municipio, cuyo remoto origen natural señala su importancia como primigenia manifestación de poder, se enfrenta a una sustancial diferencia en condiciones, marcada por la devastación del paisaje, la asfixia de las ciudades, la insuficiencia alimentaria, el agotamiento de los recursos naturales y la abrumante e irresponsable tendencia centralizadora, a la que no ha sido posible poner coto.
Tan determinante ha sido la situación, que con objetividad nuestros investigadores han renunciado o soslayado la materia municipal. Se ha propiciado de esta manera, la parquedad y escasez de monografías, la diversidad y dicotomía de las fuentes, las dudas documentales y la compleja casuística.
Son testimonios de preocupación por participar, en la labor dignificativa del Municipio, varios escritos y asimismo ciertas ideas dejadas en el silencio y en la conciencia, que son signos de limpias intenciones, pero que desafortunadamente, no han alcanzado verdadera eficacia histórica.
De todo esto, naturalmente, resulta un agudo desconocimiento de tan elemental núcleo de vida comunitaria.
En nuestro medio, algunos juristas de reconocida importancia, cuestionan todavía, si el Derecho Municipal tiene la validez necesaria para constituirse en disciplina autónoma. Llegan a inferir, que se trata simplemente de una parte del conocimiento jurídico, cuyo estudio hay que dejar librado, supeditado y condicionado al Derecho Administrativo y al Constitucional.
Pese a tales opiniones, es necesario señalar que el Derecho Municipal tiene una imagen y una función propias. No en el sentido de una independencia científica, sino más bien, legislativa y didáctica.
Obviamente, esta rama adquiere un contenido particular e inequívoco en que se vinculan acciones conciliables y fundamentos asentados en otras áreas del Derecho, que pueden considerarse estables en una temporalidad limitada.
Reconociendo las restricciones y alcances que me ciñen, pero ante la ingente necesidad que en las aulas universitarias se tiene, de contar con una guía, me he propuesto realizar una obra, desde luego elemental, cuyo propósito es preponderantemente didáctico. No tengo mayor pretensión que la de contribuir, en mínima parte, a la recopilación de la dispersa literatura sobre el tema, a la sistematización de la información disponible y al análisis de tan denostada Institución.
Estoy consciente de que en este trabajo hubiese sido conveniente limitarme metodológicamente al campo de lo estrictamente jurídico, pero no me parece adecuado hacer a un lado las consideraciones axiológicas.
No me circunscribo a lo meramente expositivo, sino he procurado seleccionar las notas que son más relevantes en la comprensión de la esfera comunal, desde el ángulo jurídico y desde mi personal punto de vista.
Esta investigación se encuentra estructurada con base en cuatro preguntas fundamentales. ¿Qué ha sido? ¿Qué debe ser? ¿Qué es, y ¿Qué consideramos que debería ser el Municipio?. Acorde a tales interrogantes, se perfiló el esquema que pretende dilucidarlos y que determinó el desarrollo de la exposición en cuatro partes: I.- Fundamentos Generales y Evolución Histórica del Municipio, II.- Teoría del Municipio, III.- Actualidad y Realidad del Municipio, y IV.- Hacia la Construcción de un Nuevo Municipalismo.
En la primera parte, que es introductoria, me sitúo en la faceta histórica y trato de describir, integrar y diferenciar, los caracteres que desde la antig?edad se han venido sumando para conformar la figura actual del referido ente.
La segunda parte, tiene un enfoque en que prevalecen las nociones doctrinales, lo cual explica, la abundancia de citas y referencias a autores cuyas posturas refuto, o que menciono acogiéndome, en apoyo a los puntos que sostengo. Aquí son abordados aspectos de gran trascendencia, tales como la sustantividad jurídica, los elementos y las formas o modalidades del gobierno municipal.
Las cuestiones más significativas, en la realidad actual de la comunidad local, son objeto de estudio en la tercera parte. Debo aclarar que en este trayecto he prescindido del análisis de la situación fáctica, dado que sobre el particular, hay ensayos que superarían, con mucho lo que aquí pudiera decirse. Más bien esa realidad y actualidad, se enfocan a la luz de las últimas reformas constitucionales. Reformas que a pesar de grandes reticencias por parte de algunos, tienen propósitos renovadores y se convierten en el lugar de cita, de todos los que estamos inmersos y preocupados en las cuestiones municipales, no así quizá, para quienes desde el centro, observan todo esto como asunto distante y ajeno. Intento señalar ahí las implicaciones que dicha reforma tiene para quienes viven en un Municipio, que son la mayoría de los mexicanos.
En materia de servicios públicos presento algunas observaciones de tipo histórico y técnico. Tomando en cuenta que su gestión presupone un campo de operatividad concreto, no me refiero a sus deficiencias, aun cuando cuentan más los hechos que son muy lejanos de lo que las normas prescriben, cosa que deja esa menuda insatisfacción contra lo que no se logra bien.
En la última parte, incluyo algunos temas que estimo, son claves para lograr la construcción de un nuevo municipalismo, en disposición de seguir la aventura del hombre en su comunidad vecinal. De ese hombre concreto y angustiado que se debate entre los forcejeos de la libertad y de la necesidad y no del hombre como dueño de todo por el privilegio del logos de la razón, como antes se pensaba.
Entre los aspectos tratados en este apartado, destacan, por su propia esencia, los que atañen al esquema jurídico de las funciones y a la eficacia o no del Municipio en la ciudad contemporánea y del futuro.
Respecto a la necesidad de una adecuada administración, debo decir que es imposible delinear o proponer un programa general de conducción, porque éste, necesariamente, debe ser resultado del análisis de la real distribución del poder, de los recursos disponibles, de las necesidades particulares y de la influencia que deriva de otras organizaciones.
Como algo básico en la construcción de ese nuevo municipalismo, propongo también en la cuarta parte, la fundación de la cátedra de Derecho Municipal, en todas las universidades del país.
Tal vez se nos pueda objetar que esto es colocarse en una perspectiva ideal, y que parece que ignoramos la municipio real, con sus carencias y defectos. Pero no es esto así. El Derecho no desconoce la realidad. Apunta siempre a un ideal de justicia. Y por ello promovemos un Derecho Municipal justo.
Las dimensiones que ha alcanzado la crisis económica y el ritmo sorprendente del progreso tecnológico, nos lleva a pensar si el frondoso orden normativo, contribuye eficazmente a la solución de tan grande paradoja. Nunca serán baldías las reflexiones en torno al tema.
La crisis supera a todas las que anteceden, en extensión geográfica de sus escenarios, en número de personas afectadas y en consecuencias.
Contemplamos el derrumbe del edificio estatal construido por nuestros antepasados, y la ruptura de vínculos que en épocas pretéritas fueron el soporte de la organización social.
Bajo este contexto de múltiples vacíos, es observable que se trata de un estado común a todas las instituciones y no de un fenómeno privativo en el terreno municipal.
A pesar de tantos deterioros y dificultades, algo cabe hacer: aprestarse con entereza a defender la posibilidad de que la comuna perviva. Es y deberá ser un estrato de gobierno democrático, que propicie el desarrollo de la vida en un ambiente cada vez más armónico, humanitario y justo, en el respeto a la libertad individual, a la realización plenaria de la persona y en pro de la felicidad.
La tarea de construir y reconstruir necesita de virtudes, hábitos y disposición permanentes. Requiere, además, de auténticos líderes, que dejando atrás los meros artificios verbales, positivamente encaucen sus energías a la realización de acciones e impulsen a los vecinos a secundarlas y a cooperar en ellas. La superación orientada a la consecución del equilibrio, no debe ser solamente obra de los gobiernos, agobiados por su problemática.
Desde luego, es preciso que cada tino intervenga como agente de responsabilidad y decisión, lo que para todos se traduce en la exigencia de estar ampliamente informados, instruidos y conscientes.
Aun cuando siempre acecha el riesgo de caer en el exceso o en el defecto, no debemos entregarnos a un conformismo sin horizontes. La vida no puede circunscribirse a lo que ofrece como presente, si éste no encierra la promesa de un mejor futuro.
Necesitamos, de ideas, al menos, que alimenten nuestra esperanza, pues se convierte en autónoma, aquel hombre que no espera nada. Lo que comenzó siendo un trabajo universitario de investigación, ha llegado a convertirse en esta obra, gracias a la oportuna y atinada sugerencia de los señores doctores Miguel Villoro Toranzo y José de Jesús Ledesma y al inestimable y esmerado trabajo de complementación y revisión de mi maestro, el señor doctor Héctor González Uribe, quien ha dedicado muchas horas para guiarme con admirable claridad y cuyo sutil y fino estilo para señalarme errores y deficiencias, nunca han mermado mi ánimo, sino que me han ayudado a depurar esta investigación, tanto en su fondo, como en su forma. Expreso a ellos, mi amplio reconocimiento, y a mi maestro, el más singular testimonio de mi profunda y eterna gratitud.
Agradezco también, las reacciones críticas de mis alumnos, compañeros y maestros, que poco a poco fueron constituyéndose en un reto y un estímulo a la vez, para el desarrollo ulterior de mis criterios e ideas.
Sin estos elementos, los frutos de mi labor en esta área no habrían madurado hasta alcanzar entidad de libro.
Suma de muchos esfuerzos es, y surge de la ansiosa fe en un ideal, que fía a los tiempos venideros, la realidad de lo mejor.