En cada discurso del señor Castelar se recorre dos o tres veces, sintéticamente, la universal historia humana, y el lector, cual otro Judío Errante, ve pasar a su atónica contemplación todos los siglos, desfilar todas las generaciones, hundirse los imperios, levantarse los siervos contra los señores, caer el Occidente sobre el Oriente; peregrina por todos los campos de batalla, se embarca en todos los navíos descubridores, y ve labrarse todas las estatuas y escribirse todas las epopeyas. El presente volumen se ha dividido en tres partes- La primera presenta una breve selección de los discursos de Castelar, pronunciados en las cortes en momentos de crisis nacional y espigados en los dos tomos de sus Discursos parlamentarios y políticos,- la segunda, algunos capítulos de sus Recuerdos de Italia, la tercera, ensayos, un conjunto de artículos, sacados los más de sus Retratos históricos. Hace poco, buscando precisamente para esta pequeña selección los agotados discursos de Castelar, entré en una librería de viejo y pregunté por ellos. El librero, hombre más que maduro, nunca había oído su nombre. Una prueba más, no sólo de la ignorancia de este librero, sino de lo efímera que es la gloria, porque hace menos de un siglo el de Castelar era uno de los nombres más famosos del mundo. La obra de Castelar, como suele serlo la de los escritores del siglo pasado, es muy abundante y variada. Signo de los tiempos fue cierto carácter enciclopédico que se opone a la creciente especialización coetánea.
