La palabra apócrifo viene del griego de la palabra apokryphos, que significa oculto, y es aplicado a ciertos libros de contenido religioso, y rotativo a las historias Judeo-cristianas bíblicas. Estos libros no son considerados como la palabra inspirada de Dios según el canon judío, el católico cristiano, y el protestante cristiano vigentes hoy día.
Los libros apócrifos es posible clasificarlos en apócrifos relativos a los tiempos del Antiguo Testamento, y apócrifos relativos al Nuevo Testamento.
Los apócrifos del Antiguo Testamento, son el producto de un ejercicio de imitación literaria que es posible se remonte desde el año 300 a. C., hasta los dos primeros siglos del cristianismo, en los que se atribuye la autoría a personajes bíblicos famosos. Ejemplos de estos libros son el Tercer libro de Esdras (Reconstrucción de la caída de Judá), el Cuarto libro de Esdras que contiene bastante abono a la esperanza cristiana, o el libro la Ascensión de Isaías, que trata del martirio del profeta.
Varios de los libros apócrifos del Antiguo Testamento, como es el caso del cuarto libro de Esdras, por ejemplo; es posible enmarcarlos como un producto de la captación cristiana de leyendas judías antiguas, que seguramente se escribieron como relleno y recreación de causas cristianas; y esto es precisamente porque en realidad fueron escritos en tiempos cristianos, con asignación de autoría de personajes antiguos y sus tiempos.