Irene René Levene y Matías entran en una casa cubierta de polvo y llena de telarañas. Los niños caminan en la oscuridad hasta encontrar una fotografía con caras diabólicas; al intentar escapar se topan con un objeto mágico que los transporta a través del tiempo. La casa maldita retoma la tradición de las leyendas, el autor le imprime una dosis de suspenso que mantiene al lector siempre interesado e inmerso en la trama.