Al margen de los círculos intelectuales mexicanos -aunque manifestaba admiración por Octavio Paz-, Ikram Antaki fue una mujer de profundo amor por la ciencia y el pensamiento. Profesó un respeto mayúsculo por el conocimiento, que reflejó de manera didáctica en la conducción de sus programas radiofónicos El banquete de Platón y El Agora así como en sus colaboraciones para televisión y periódicos. Con el paso del tiempo, los contenidos y el trabajo de investigación de estas participaciones en medios de comunicación darían origen a una prolífica trayectoria editorial. Al final de su vida había publicado 29 libros y dejó en borrador muchos proyectos.



La autora definió el carácter de divulgación de su obra. Aquí no soy ningún creador: simplemente quiero tener la gloria de ser un maestro. Que este papel, si es que se logra, consiste en dirigir los pasos y ahorrar algo de fatiga y errores a los demás, ya que conoció, antes que ellos, el camino. A una década de su desaparición, el mejor homenaje que le podemos tributar es leerla y dialogar con las inquietantes ideas que propone.