El taller del padre de Gabriel está por cerrar, y la familia de Marisa está pasando por una situación económica difícil. De boca de Sara, la bruja del barrio, aprenden un conjuro que resuelve todos los problemas. Este consiste en crucificar el pichón primogénito de un murciélago albino y derramar su sangre sobre la tumba de un santo. ¿Qué pueden perder? Deciden llevarlo a cabo. Rápidamente reúnen a sus amigos y le piden ayuda a Rolando, un hombre muy especial, amigo de Gabriel, que trabaja en el cementerio. Guiado por él, este grupo singular se embarca en una aventura que los enfrentará a una realidad muy dura que dejará huellas profundas, especialmente en Gabriel.