Marx cambia por completo mi visión del mundo -me ha declarado esta mañana el niño de los Palliéres, que no suele dirigirme nunca la palabra.
Antoine Palliéres, próspero heredero de una antigua dinastía industrial, es el hijo de una de las ocho familias para quienes trabajo. Ultimo bufido de la gran burguesía de negocios -la cual no se reproduce más que a golpe de hipidos limpios y sin vicios-, resplandecía sin embargo de felicidad por su descubrimiento y me lo narraba por puro reflejo, sin pensar siquiera que yo pudiera estar enterándome de algo. ¿Qué pueden comprender las masas trabajadoras de la obra de Marx? Su lectura es ardua; su lenguaje, culto; su prosa, sutil; y su tesis, compleja.