Ladrón, asesino a temprana edad, provocador, preso, desterrado, vagabundo y sobre todo poeta de una pluma procaz y socarrona, François Villon (1431-1463) es el prototipo de lo que la literatura dio en llamar poeta maldito. Un hombre lanzado a caminar por la cornisa con el solo propósito de estropear el festín de los burgueses. Entre sus principales escritos están El legado y El testamento: ambos responden a la estructura de la balada. Originalmente escritas para ser acompañadas por música, estas baladas aparecidas hacia el siglo XIV alcanzarían su apogeo en la pluma del curioso e irreverente François Villon.