La temática de la narrativa de esta generación (1910-1939) es muchísimo más variada. No solo se ha llegado a la mayoría de edad en la literatura, sino que aquellos que se dedican a escribir tienen que procurar dejar atrás a sus antepasados con mucho más tesón. La gente lee más. El lenguaje profundiza, explora la realidad, ampliando a cada paso sus posibilidades. Las expresiones ecologías llegan a una madurez tan plena que muchos críticos temen o auguran su extinción total. Quien se va a atrever a seguir hablando de la selva, de la pampa, de las guerras. Pero cada generación recibe su herencia cultural y la trata con nueva creatividad, añadiéndole la influencia de su presente. Se suman más y más voces que van completando el panorama de la narrativa. Surge una literatura afrocubana, una literatura urbana, una literatura revolucionaria. Hay también en esta generación una nueva corriente, que es la vena humorística. Lo humorístico había quedado siempre reservado para la poesía festiva, para el teatro cómico y la farsa. La novela se ocupaba de la serio, lo lúgubre. En este nuevo periodo la narrativa se deshace de las antiguas costumbres y se aventura en nuevos campos con energía y pasión.
