Los jefes (1959), el primero de sus libros, agrupa diferentes relatos -cinco en la primera edición, seis en las ediciones posteriores-. El valor del volumen radica fundamentalmente en el inicio de una temática que habrá de reaparecer en libros posteriores. La ciega rebeldía de sus personajes, impulsivos ejecutores de acciones marginales, delata su soledad existencial. Tributario del neo-naturalismo que se desarrolla en Perú en estos años, son las diversas encarnaciones de una violencia generalizada las que aparecen como señales acusadas de un mismo malestar. La rebelión estudiantil (Los jefes), la pelea (El desafío), la rivalidad por el amor de una muchacha (Día domingo), aparecen como acciones sometidas a una dinámica que las sobredimensiona, erigiéndolas en absolutos que las arrojan al vacío.