La teoría de la relatividad y la bomba atómica siempre se relacionan con Albert Einstein, hombre que sobrevivió a las dos conflagraciones bélicas más importantes del siglo XX, aunque el físico alemán era un personaje que abogaba por la paz y la justicia en el mundo, y que trabajaba incansablemente por el respeto a sus hermanos judíos.
Su vida se ha visto envuelta por un sin número de mitos que oscurecen su personalidad. En carteles o portadas de revistas aparecen como un locuaz científico, pero la realidad, como lo demuestra esta biografía, es que se trataba de un ser introvertido, pacífico y nada inquieto, de vida considerablemente gris.
Pero más allá de esta figura, Albert Einstein fue un hombre espiritual, un personaje que tenía fe en un Dios cuyo nombre jamás se atrevió a mencionar, aunque llegó a decir: