Séneca representa la culminación de una larga cadena de filosofía griega y romana. Su filosofía no se basa en abstracciones, sino en la experiencia de la vida; es un esfuerzo constante por resistir a las presiones del mal, por asimilar partículas del bien, no un patrimonio de nociones de filosofía; es amor a la sabiduría, concebida como finalidad suprema de la vida, a la que todos los otros intereses debían supeditarse.
Cartas a Lucilio encierra la más comprensiva y varia exposición del pensar, del sentir, de la experiencia y de la reflexión de Séneca. Pretenden estas cartas fundamentar al hombre en sí mismo y educarlo como ciudadano de su sola, digna y gran república, es decir, del cosmos.
Este filósofo concentra su atención en la moral y en el problema de la felicidad humana; desarrolló una moralidad orientada más bien al individuo y hacia su interioridad. A esta posición corresponde el hecho de haber descrito con toda exactitud los estados del alma.