El gran mérito -llamémosle secreto- de Ortografía al día, consiste nada más -aun-que nada menos- en que la recta y correcta escritura de cualquier palabra que hubiese planteado alguna duda en su grafía, queda juguetonamente sugerida mediante un recurso de grato ingenio.
Sin omitir, de paso, referencias a las correspondientes reglas, Beatriz Escalante, siempre original, sorpresiva, creativa y sobre todo recreativa, ofrece un habilidoso recurso de afinidad de la dicción incierta con otra voz, ésta familiar al consultante.
Y así, a lo largo del texto se aclaran incertidumbres y se resuelven perplejidades acerca de ámbitos ortográficos tan disímiles como pueden ser la acentuación, la pluralización, la separación de sílabas; la vacilación entre consonantes homófonas en el español que hablamos en México (be y uve, elle y ye; ce, ese y zeta); la hache inicial y hache inter-calada; la duplicación de la erre cuando queda intervocálica; los colectivos y la puntuación por no citar más tropiezos.
Este libro es semejante a un tablero de juego como del parchís, del ajedrez, del backgammon; o simplemente el plano de un laberinto; pero con la ventajosa salvedad de que el jugador tiene, de antemano, la seguridad de que, de todas, todas las va a ganar, ingeniosamente dirigido por la autora, Beatriz Escalante, como lo fue Teseo en el dédalo de Creta por el hilo de Ariadna.