Está es la historia de un joven príncipe judío, que vive en Jerusalén en compañía. de su madre y su hermana Tirsa. Cristo acaba de nacer en el anonimato. Israel no es más que otro pueblo sojuzgado por las águilas de Roma. Al poder absoluto de los vencedores, los vencidos sólo pueden oponer la fuerza de su fe y la viva esperanza en un libertador. Las profecías contra las armas. Desde la azotea de su palacio, Ben-Hur y los suyos contemplan la llegada de Valerio Graco, el nuevo procurador romano. Se desprende un ladrillo al paso del desfile alegre y confiado. Las autoridades acusan al príncipe judío de intento de asesinato contra el procurador, lo privan de sus bienes, expulsan del palacio a la madre y la hermana para encarcelarlas y lo condenan a galeras. Detrás del incidente, intrigaba Messala, el cordial compañero de infancia de Ben-Hur, y desde ahora su rival definitivo. Aquí están ya los personajes centrales de la narración, que encarnan algo más que un papel a título personal, en cuanto que personifican a su respectivo pueblo. Ben-Hur es Israel, la generosidad y la esperanza. Messala es Roma, el orgullo y la conquista. De acuerdo con una vieja técnica narrativa, el autor logra un mayor interés eh el relato y una mayor estimación del protagonista, gracias al contraste y emulación del contra protagonista que, a la postre, como es de esperarse. resulta vencido por el adversario.
