El río Tormes, en España, fue testigo del nacimiento de un niño de origen muy humilde al que llamó Lázaro.
Huérfano de padre, el muchacho, casi un niño, se despide de su madre para ponerse al servicio de un anciano ciego y así poder valerse por sí mismo y sobrevivir.
El anciano promete solemnemente tratar a Lázaro como a un hijo, pero el muchacho no imagina que lo que realmente le espera al lado del ciego es una vida dura llena de maltratos y lecciones.
El pequeño Lázaro va creciendo y a lo largo de los años tiene otros amos.
Con algunos le va mal; con otros, no tanto, pero lo que sí es evidente y constante es la evolución del muchacho que poco a poco va dejando de ser tan ingenuo para convertirse en un adulto capaz de valerse por sí mismo y con un excepcional instinto de supervivencia.
De manera picaresca, esta historia entretiene con la forma tan única y original que tiene Lazarillo de sobrevivir en un mundo lleno de adversidades.
