Durante la adolescencia, los nuevos desfios del primer amor, del deseo de ser reconocido y aceptado por los démas o el distanciamiento de la familia pueden convertirse en vivencias amargas que abren antiguas heridas de traumas infantiles. Por eso, Boris Cyrulnik cuenta a través de historias reales cómo en la adolescencia las personas pueden superar episodios dramáticos y retornar de callejones sin salida gracias a la resilencia, una capacidad que no sólo aquellos que trabajan con niños y adolescentes sino también los amigos pueden y deben apoyar en esta fase especialmente vulnerable de la vida, y que un prodigioso antidoto de las heridas que dejan los traumas.