Los seres humanos somos curiosos; nos gusta mirarnos los unos a los otros. El cuerpo habla. Nos evaluamos constantemente. Nos guste o no, categorizamos, nos comparamos, juzgamos, dejamos ver nuestro interés o rechazo, incluso de una manera inconsciente. Constantemente enviamos señales a otras personas que despiertan nuestro interés y, a la vez, somos receptores de señales que envían los demás; señales que nos dicen que les gustamos o, por el contrario, que quieren que nos mantengamos a raya. Muchas veces confundimos estas señales o las dejamos pasar. Cuántas relaciones se habrán frustrado, por no saber comprender el lenguaje corporal. Nuestra postura, nuestros ojos, el movimiento de las manos o de los pies, quieren decir siempre algo. Descubrir la importancia de los espacios personales y saber cuándo podemos invadirlos o no, saber cuándo otras personas están diciendo la verdad, entender cómo hombres y mujeres se comportan cuando de sexo se trata, usar nuestro cuerpo como un medio de comunicación, elevar nuestras características físicas más atractivas y proyectar nuestra personalidad, nos suavizará el camino en el complejo proceso de conquistar a alguien.