No hay nada tan dulce y tierno como un niño dormido
y nada tan difícil
de conseguir como que un hermano movido esté tranquilito durante ese
precioso momento de calma. Pero siempre hay ollas que golpear, juguetes que
apilar, libros que leer, dibujos que colorear y todo tipo de cosas divertidas que
hacer. ¡Y es tan difícil hacerlas sin ruido! En este encantador cuento, que hará
las delicias de niños y mayores, los expresivos dibujos de Ruth Ohi captan
una tierna atmósfera familiar en la que los más pequeños de la casa son los
protagonistas.