El éxito inesperado del primer tomo de Herejes, ateos y mal pensados, se vio recompensado además con la participación de lectores que reclamaban no haber incluido en sus páginas a fulanito y zutanito. Muchos, más de los que yo esperaba, enviaron pruebas de que fulanito y zutanita habían sido ateos, o por lo menos descreídos.Al mismo tiempo, por esa caja de Pandora que ha resultado el internet, descubrí la existencia de sociedades de escépticos y ateos por todo el mundo, algunas de las cuales habían elaborado sus listas de citas y testimonios, aforismos y respuestas de entrevistas, de famosos ateos. Y leyendo con algo de calma muchos libros, la lista de faltantes en el primer tomo empezó a crecer más que ninguna religión. Cuando me di cuenta, ya tenía otra vez casi mil nuevas citas y demás, que podrían convertirse, en un descuido divino, en otro tomo de Herejes...No hay de otra. O sí la hay, como diría el Cocodrilo de don Efrain Huerta: pienso, luego, insisto. Y tanto insistí, que aquí dejo este segundo tomo de los herejes.