En Memorias de una joven formal, Simone de Beauvoir nos cuenta cómo surgió su vocación de escritora en el circunspecto ambiente burgués de su familia. En La plenitud de la vida relata, con la misma honradez, cómo se realizó esa vocación.
Son los años de lucha, de aspiraciones y vicisitudes dentro del círculo de intelectuales que tanto aportaría a las letras francesas. Simone se permite dar la espalda a las convenciones. Llega con Jean-Paul Sartre a un pacto que ambos cumplen escrupulosamente, tal vez porque es un pacto que les respeta esa libertad individual, absorbidas por la docencia, la literatura y una especie de manía ambulatoria.