Un libro para vivirse, para sentirse, una flecha puntual que da en el blanco único y paradójicamente tumultuoso de las emociones y la reflexión, juego de alimentos terrestres que van de la realidad al sueño primigenio, del recuerdo a la presencia y otra vez al recuerdo; juego de vida o muerte en que las pasiones rompen sus insaciables bordes, en que se conjugan la soledad y el sufrimiento con el amor y la alegría, caras de una misma moneda siempre distinta y siempre igual. Amor y lejanía, soledad y encuentro, padecer y gozo universal por medio de esa pequeñez infinita que es el cuerpo, por medio de ese cosmos inabarcable que es el alma. Esta obra es cuatro libros en uno, cada uno es una calle abierta, recién estrenada en la memoria, que consigue lo que sólo puede la poesía: convertir en flor espléndida una herida, trasmutar la sombra en luz, lo cotidiano en extraordinario.