La reciente explosion de conocimiento sobre el cerebro invita a examinar como son educados los ninos tanto en la familia como en los colegios. Hoy es absolutamente inefectivo y antagonico seguir educando sin hacerlo de un modo compatible con el cerebro. Padres y profesores pueden convertirse en excelentes disenadores de aprendizajes con solo ajustarse a los avances de las neurociencias.