Julie hará todo por enamorar a su misterioso y esquivo vecino, como espiar su correo en el buzón, aunque a veces tenga que machucarse los dedos o esperarlo cada día hasta que llegue: Me instalo en mi puesto a las seis y cuarto y no lo abandono hasta las once y media. La vida de un guarda fronterizo en Corea. Vivo el infierno de la espera, nos cuenta.