En 1942, Lawrence Pritchard Waterhouse, genio matemático estadounidense, colaboró con otros especialistas en descifrar los códigos secretos de las potencias del eje. Sesenta años más tarde, su nieto Randy, un brillante criptohacker, proyecta crear un paraíso de datos y el mayor exponente de la libertad informática: La cripta. Si las matemáticas de los primeros criptoanalistas se vieron sometidas a las necesidades de la Segunda Guerra Mundial, La cripta está condicionada por las leyes y normas de las altas finanzas internacionales y la infotecnología. Esta obra, con su ironía y amenidad, es la criptografía y la narrativa ciberpunk lo que El señor de los anillos es a la magia y la fantasía. Criptonomicón es un ciberthriller y el nuevo libro de culto de los hackers. De todo el continente euroasiático, que conllevará a la vez el del africano. Simultáneamente, progresa también el proyecto de concentración financiera y de control centralizado de la economía global. En el rescate bancario, la mayor operación de saqueo de la historia, los bancos de los grandes financieros-filántropos han recibido más de 16 billones de dólares y han salido de la crisis aún más fuerte y con las manos más libres que nunca para seguir maquinando y ejecutando su proyecto de dominación global. Y todas las causas que provocaron la crisis siguen en pie. Cuatro presidentes y millones de civiles asesinados en el Africa de los grandes lagos son los mayores crímenes de los que son responsables los filántropos que dirigen el mundo. Pero lo peor parece estar aún por llegar. Conocer las claves ocultas de la hora que se avecina es tan importante para impedirla como lo fue el descifrar enigma (la máquina que guardaba los códigos secretos del régimen nazi) para que los aliados alcanzaran la victoria. Los cables de Wikileaks sobre el fórum del que Joan Carrero es promotor, han confirmado la verdad que él había ya denunciado.